Táchira: Personajes de La Atenas del Táchira: El Sapito Cruz
(Caracas 09MARZ16, CPC El Riel / Aporte Literario) EL SAPITO
CRUZ. Recuerdo días de las postrimerías de mi primera infancia a
comienzos de los años setenta. La Grita, Táchira, neblina y escuela. Desayunos con pizca y la inquietud de un
pueblo con una juventud contestataria y preocupada por el hacer artístico.
En el Liceo Militar Jáuregui laboraba como aseador un
personaje que de siempre me resultó enigmático y poseedor de una estampa que no
superaba el metro veinte de estatura. Vestido de impecable uniforme kaki y con
sus implementos de aseo al ristre. Callado, observador, paseante los domingos
por el mercado y que recuerde nunca visto departiendo con alguien. Frecuentes
encuentros con él me hacían conjeturar historias y preguntas a los mayores que pocas veces obtenían
respuestas.
De ojos azul clarito, casi transparentes, sonrisa pícara,
sombrero marrón y andar altivo. El Sapito Cruz era respetado y si bien
despertaba nuestra curiosidad natural ante aquel ser diminuto, jamás nos
atrevimos a fraguar alguna broma en su
contra.
Una vez cruce una mirada profunda con él en sorpresivo
encuentro a las puertas de la iglesia mayor. Recuerdo que me invadió una
extraña sensación de complicidad con no
sé qué y él me sonrió amable.
Lo veía bajar por El Topón camino a su trabajo y mi
mirada lo seguía a la espera de
propiciar una réplica de su parte y tal vez aventurar alguna conversación. Pero
esto jamás pasó.
Cobro vida en mi imaginación la historia de que se trataba de
un duende colocado en mi pueblo querido para su protección. Era devoto, eso sí
lo sabía. Nunca ninguna certeza de su origen o filiaciones.
Don Pepe Melani le
hizo un retrato que por ahí anda y que transmite todo lo que de un personaje
así pueda pensarse.
Años más tarde supe de su deceso y a ratos me salta su
imagen.
Hoy lo veo revoloteando por sobre los techos de la ciudad
atendiendo a los llamados de quienes lo recordamos para contarlo, para
referirlo a los que vienen y para que se sepa que en La Grita permanece la
magia que descuelga historias que están por escribirse.
POR DOMINGO
MORENO
cureoseando me encuentro con la maravillosa sorpresa que me conduce a la infancia y en ella la publicación de la estampa inolvidable de El Sapito Cruz, gentilmente aportada por Homero parra, que conmueve mi espiritu de tal manera que una lágrima escapa incontenible surcando los caminos de la confirmación de una infancia feliz. Gracias maestro parra por esto .
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