Mi Ángel, una carta para el
cielo.
Que difícil es plasmar en
el papel los sentimientos, el amor, la soledad, tu falta, tu presencia en este
plano, a un año de tu partida al plano espiritual, siempre estas presente en
nuestros corazones, no pasa un momento donde no estés presente en la vida de la
familia y de nuestra casa.
Recordar tu nacimiento, la
ternura que irradiabas, que nos embelesaba a tu madre y a mi, esa chiquitina
con esa mirada penetrante, luego la sonrisa, que fue tejiendo esos lazos
inquebrantables a lo largo de la vida de una hija con sus padres, luego tus
primeros pasos, tu forma callada de hacer notar tu presencia, los primeros
pasos hacia la escuela, donde comenzaste a mostrar lo que seria tu vida, una
niña super inteligente y centrada en el conocimiento. Donde en la medida de
nuestras limitaciones tratamos de darles lo mejor que pudimos como padres y
como familia.
¡Cuánto te quiero! Jennifer del Carmen Parra Hernándes. Es lo
primero que me brota del corazón. Cuánto te quiero… No sé explicarlo muy bien...
Un amor proporcional al sufrimiento que siento a la par. Cuando uno ama, se
abre al sufrimiento. Uno no puede amar sin darse, sin vaciarse, sin desnudarse,
sin exponerse. Desde que apareciste, yo soy más fuerte en mi fragilidad. Y
sufro más. Y amo más. Cada día que pasa, aun cuando no estas presente. Me
faltan las palabras para expresar en frases tantos sentimiento y recuerdos. Y siempre pensé que tú me despedirías a mí y
no al contrario
Ese compartir conmigo y tu
madre en el mundo de la cultura, tu esfuerzo y dedicación a las danzas y a la
música, donde destacaste como interprete de la mandolina, ayudándonos a
cimentar un proceso cultural para nuestro pueblo, con las presentaciones para
las comunidades, en barrios y aldeas, en el festival Arcoiris, en tantas
actividades donde siempre fuiste nuestra mas ferviente colaboradora.
Al llegar al Liceo, tu
dedicación por brindarnos las mejores calificaciones, con tu mente fotográfica
que te permitía grabar los contenidos sin mucho esfuerzo, al ayudarme y ser mi
mayor apoyo con la computadora, mi baston en la edición de los libros y el periódico,
tu responsabilidad con tus materias y el apoyo para tu hermana, tus compañeros,
todos esos recuerdos se agolpan en mi mente como una fugaz película de imágenes
hermosas con tu presencia.
Al dejar la casa, donde tu
madre y yo te fuimos a llevar a la Universidad, la primera separación de una
niña y sus padres, con el fin de trazarte tu destino, donde igual mostraste tu
entereza y responsabilidad a lo largo de tu carrera para obtener tu grado como
Licenciada en Bionalisis con el Honor de tu Tesis para publicación, el mayor
orgullo y regalo que nos entregaste hija querida.
Tu desempeño como
profesional de la salud, en los diferentes espacios que ocupaste, dejaron un
amplio respeto por tu labor y desempeño, igual el cariño y aprecio de tus
compañeros bionalistas, hasta tener tu propio laboratorio, donde atendías con el
amor y el cariño a tus pacientes, en especial los niños y ancianos que todavía
preguntan por ti. Mi niña transitaste la vida llevando sonrisas y alegrías para
la gente que te conoció.
Y culminaste tu realización
como hija, madre y profesional, al dejar tu semilla con tus dos preciosos
hijos, extensión de tu espíritu y que ahora alegran nuestros momentos de
alegría, cada uno lleva tu esencia, tu sonrisa, tu carácter, cuanto te extrañamos
mi ángel. Faltan palabras para expresar en frases todo lo que siento y que
aprieta mi corazón, solo Dios sabe nuestros sentimientos y que siempre estarás
en mi corazón hasta el día que me toque bajarme del tren de la vida.
Solo queda agradecer a
todos aquellos que en el momento de tu partida extendieron su mano para
acompañarte, para apoyarnos en tan difícil situación, solo quedan estos
recuerdos hermosos de tu paso por este plano, que Dios en su infinita
misericordia te tenga cobijada en sus brazos.
Que Dios te bendiga. Tu
padre Homero Parra R.
La Fría, 24-10-2018
Que hermosas palabras. Sólo pueden venir se un ser que ama demasiado, un padre o una madre son los que nos brindan ese amor incondicional. Siempre se me arruga el corazón a recordar a Jennifer y su partida tan repentina de este mundo. Siempre fortaleza mi profe. Ha de sentirse orgulloso siempre por su niña.. ustedes hicieron de ella una buena mujer... ella donde este descansa en paz... ella también los adoraba... Y desde el cielo es un ángel protector de sus seres amados... Dios los bendiga como familia...
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